Aprovechando que en el post anterior se han tratado las aptitudes que se esperan de un tutor ideal, querÃa destacar una en particular que es la de animador y dinamizador. Para ilustrar por qué ese papel es fundamental para mantener una clase motivada y mejorar sus rendimientos académicos querÃa compartir mi experiencia como Animadora Cultural, que asà dicho no parece que signifique nada.
Básicamente, a través de la editorial de libros de texto Oxford, tuve la oportunidad de visitar varios colegios de Castilla y León, sobre todo de la zona de Salamanca y Zamora, para dar unas charlas sobre diferentes aspectos de las culturas anglosajonas. Normalmente era para los niños y niñas de todas las etapas de educación Primaria, divididos por grupos de nivel según considerase el colegio. Es verdad que también hice algunas sesiones para primeros cursos de la ESO y también para infantil.
Estas sesiones eran Ãntegramente en inglés, adaptadas a los diferentes niveles y conocimientos que poseÃan los estudiantes y el número de participantes variaba en función del tamaño del colegio (llegue a tener sesiones de casi 100 chavales). Utilizando una modalidad de cuentacuentos y una experiencia lo más interactiva que me permitÃan las distintas situaciones, intentaba transmitir cómo serÃa un paseo por Londres, un viaje por distintos paÃses de habla inglesa o una fiesta de cumpleaños de Mickey Mouse y Ladybug.
Mantener la atención y el interés en esta clase de actividades es crucial, pero sobre todo es un reto y más cuando finges que ni hablas, ni entiendes su lengua materna. Pero es de los retos que se saca lo mejor que uno tiene que ofrecer y los resultados lo demuestran. Los materiales con los que me enfrentaba eran mis conocimientos sobre la materia y dominio del idioma, un micrófono (que mi garganta agradecÃa), proyector y una presentación PowerPoint de cosecha propia (excepto el primer año), mi personalidad radiante y mi faceta de actriz y payaso a tiempo parcial. Lo que recibÃa a cambio era un alto Ãndice de participación por parte de alumnos y profesores, una atención sostenida durante toda la sesión, y un aplauso final que siempre era de agradecer.
Entre los recuerdos que guardo con más cariño están los profesores intentando comunicarse conmigo hasta por señas porque se pensaban que no hablaba el idioma, un profesor que se acercó con su alumna con necesidades especiales para decirme que la niña no me habÃa entendido gran cosa pero que le habÃa contagiado de la energÃa que transmitÃa y querÃa acercase a agradecérmelo personalmente, los pequeños intentando enseñarme a decir cosas en español y yo haciéndome la sueca (iou nou jablou espaniol) y un sinfÃn de comentarios en castellano sobre lo amena que habÃa sido la jornada, pensando que yo no les entendÃa.
Lo que me ha demostrado esta experiencia, es que la gente, por lo general, responde de manera positiva cuando tú das lo mejor de ti, pones interés y empeño para conseguir transmitir ciertos conocimientos, y que, si tu energÃa es la adecuada, puede llegar a transmitir tanto o más que tus palabras.
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