Cuando, el día de mañana, nos enfrentemos a nuestros roles como docentes, también debemos tener en mente que terminaremos ejerciendo de tutores, esto es, educadores encargados de orientar a padres y alumnos, de resolver conflictos y de instruir a nuestros tutorados en una serie de capacidades que tal vez en el currículo ordinario no se adquieren (habilidades psicoafectivas, pensamiento crítico, aprender a aprender, uso de la creatividad, etc.)
Por esta razón una de las cualidades básicas que pienso que debe tener el tutor es la de estar actualizado. Una formación permanente le puede permitir no perder el contacto con la razón por la que ha iniciado su vida laboral en el mundo de la educación, no perder el contacto con las nuevas pedagogías, y no perder el contacto con la actualidad de los alumnos. En definitiva, un tutor actualizado estará siempre preparado para enfrentarse a los desafíos que se le presenten.
Por otro lado, creo que otra competencia que debe poseer un buen tutor es la de ser un buen dinamizador. Lograr que la clase de tutoría sea algo más que la hora de quejarse, la hora de jugar a las cartas o la hora en la que el tutor da contenidos de su disciplina porque no le dio tiempo a terminar en su clase. Aquí se pueden incluir varias habilidades docentes y cualidades personales como pueden ser el don de gentes, cierto sentido del humor (incluso en ocasiones una cierta falta del sentido del ridículo, en ambos casos sin perder autoridad), manejo de las TICs o materiales digitales que resuenen con la realidad de los estudiantes, etc.
Por último, opino que el tutor ideal debe poseer una sensibilidad y empatía que puede aplicar en todos los ámbitos de su vida: el trato con alumnos, compañeros y padres, madres o tutores legales. Es imprescindible estar en posesión de una serie de habilidades socioafectivas y de unas herramientas para hacer frente a diferentes conflictos que se puedan dar en el aula, en el entorno profesional o para manejarse con éxito en una tutoría con los padres.
Por supuesto que un tutor es todo eso y mucho más (y además, cuanto más, mejor), y como Emi nos demuestra en la foto, no viene mal que el tutor tenga cierto magnetismo (que sea capaz de atraer y mantener la atención), que sea motivador y creativo, a la vez que conciliador y paciente. Que presente un sentido de la justicia coherente, que sea polivalente, o incluso que sea pigmaliónico (como porponían otros compañeros) o que sea observador son cualidades que completan perfil de un tutor preparado, solo falta ver ¿qué clase de tutor vas a ser tú?
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